jueves, 12 de noviembre de 2009

CAMBIO SUSTANCIAL, por Pablo Barrio García

CAMBIO SUSTANCIAL

Por Pablo Barrio García

Estaba pasando unos días en aquel pueblecito apartado de la civilización en casa de un amigo, tratando de sosegar mi angustia y mi decaído estado de ánimo, afectado sin duda por tanto lío como tenía en la cabeza. Pero aquel día en que decidí madrugar y salir al campo no se me olvidará fácilmente.

La vegetación era exuberante. Daba gusto sentir el rocío de la mañana en el rostro, mientras notabas que te invadía aquella sensación de bienestar tan agradable contemplando aquel paisaje.

Durante mi paseo, a lo lejos divisé un hombre, a quien me acerqué con el único objetivo de entablar una conversación. Pero aquel hombre, que por su aspecto exterior podía confundírsele con un pastor, resultó que tenía una amplia cultura y una charla de lo más amena, a través de la cual pude intuir que era plenamente feliz en medio de aquella espléndida naturaleza. Me dijo que había vivido en la ciudad pero que se había alejado de ella porque comprendió, durante unas vacaciones en aquel medio rural, que lo que realmente buscaba no lo podría encontrar nunca en una gran urbe. Y me confesó que lo que realmente le interesaba era la paz y el sosiego que se respiraba en aquel lugar, por lo que decidió dejarlo todo y vivir en plena naturaleza.

Yo le escuchaba atentamente y comprendí sus fundamentos, mientras me preguntaba si no estaba ante un caso muy parecido al mío. Porque mi caso era similar. Mi vida en la ciudad estaba llena de problemas que no conseguía descifrar, ni mucho menos resolver adecuadamente.

Entonces fue cuando lo decidí. No merece la pena, me dije, amargarte, si existe otra forma de vida diferente y que puede hacerte feliz. Después de la conversación con aquel desconocido cambió totalmente mi vida.

Actualmente llevo viviendo un tiempo en esta especie de paraíso y he de confesar que no he vuelto a tener tantos negros nubarrones dentro de mi cabeza como los que tenía cuando tuve la charla intrascendente con aquel hombre que parecía un pastor y que hoy es un gran amigo mío.

Bien sé que la plena felicidad no existe, pero lo que ahora siento puedo afirmar que es, según mi parecer, lo más cercano a ella.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena a todo el equipo que forma este taller de escritura por un trabajo bien hecho y sobre todo, por la oportunidad que nos brindáis cada día de poder emocionarnos leyendo vuestros textos. Un saludo. Centro del Libro León