miércoles, 28 de enero de 2009

UNA MIRADA EN EL ESPEJO, por Felisa Fernández Cabañas

UNA MIRADA EN EL ESPEJO

Hoy, al levantarme me miré en el espejo y ¡oh! La imagen que reflejaba no podía creer que fuera la mía —una cara aviejada, demacrada, arrugada, unos pelos alborotados...—. Parecía una bruja. No, no, ésa no era la que yo tenía en el archivo de mi memoria de las miradas que siempre me habían recreado en el espejo.
Alcé la vista y leí los dos posting (arrancados de un calendario en enero y en marzo del 99) que estaban pegados en el extremo de arriba:
“Me ocupo especialmente de tener un buen aspecto cada día, aunque sea para estar en casa. Me merezco ese esfuerzo”.
“Hay magia en el proceso de envejecimiento. Amo mis arrugas y mis canas, son signos de una vida bien vivida”.
Después de leerlos me pasé los dedos por el pelo, me lavé la cara y me volví a mirar. Y me encontré distinta, como si me hubieran quitado de un plumazo las arrugas, las canas, el rictus de vejez. Verdaderamente las cosas son con los ojos y con el ánimo con que las ves. Una vez más el refrán tiene razón:
“...todo se ve del color del cristal con que se mira”
.

(trabajo de casa)

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