jueves, 26 de febrero de 2009

Un cuadro de JULIEN DUPRÉ en un mail de María Gloria Lombana


"Un cuadro de JULIEN DUPRÉ, pintor francés del siglo XIX, quien supo como ningún otro recrear en el lienzo la vida de los humanos y animales en el campo"

*
LA SIEGA
por María Gloria Lombana
Miami, 11 febrero 2009
Ante los cuadros de un gran pintor

Y cuando el grano del trigo se separa,
cuando quedan en las eras las gavillas alineadas,
mientras los rayos del sol queman su espalda,
es cuando todo convive, la risa, el amor y hasta las lágrimas.

Esos segadores que reflejan los cuadros,
esos campos amarillos que desgranan,
esos jóvenes escondidos tras montones de paja,
y esos amores que duran mientras la siega avanza.

PESARES, por Olvido Argüello García


PESARES
Por las mañanas, solo se ven dudas
de una vida sin sentido y poco
duradera.
Somos una penumbra de vacilaciones
e incertidumbres, muy poco sólidas.
Solo los valientes se pueden emplear
en la lucha de los tontos.
Los más idiotas estan en las alturas
ahogando las decisiones de los más
audaces.
El sol por las mañanas llora de soledad,
y por la noche se esconde como si fuera
un cautivo.
Todo es una efimera ilusión, una sorda
villanía sin una sola pasión.
La verdadera entidad nace de una
costumbre, malcría la vanidad
deshace la realidad, maldice y
crepita la lumbre.

lunes, 23 de febrero de 2009

Un pequeño reportaje en EL MUNDO de LEÓN


[Publicado el 17 de febrero de 2007]

miércoles, 18 de febrero de 2009

SOLO SUEÑO / Del PEQUEÑO LIBRO de Martín Félix (1)


SOLO SUEÑO


Estoy cansado de ayer,
de anteayer, hoy y mañana,
embriagado de desgana
y harto de sabor a hiel.

Del desaliento poseso,
veo estrechárseme el camino
al que me empuja el destino
y soy cada día más preso.

Monte al que soñé subir
inalcanzable hoy lo veo,
y escalarle ya no creo
sin que acabe mi vivir.

Más del desmayo a pesar,
voy mi camino soñando,
y en mis sueños voy penando
por no poderlo alcanzar.

¡Oh, crueldad del destino!,
¿por qué es tan iluso el sueño,
tan atrevido el empeño,
y tan incierto el camino?

Si es tan incierto el camino,
y es tan engañoso el sueño,
es estúpido el empeño que
haya de frustrar el sino.

Mi sueño alma es de mi vida,
mi vida, horror de mi sueño,
y el cruel destino, mi dueño,
de mis sueños homicida.

Cruel destino, cruel dueño,
dale vida a quien la quiera,
que toda vida es quimera.
¡A mí dame sólo sueño!

Martín Félix

jueves, 12 de febrero de 2009

MIRADA EN EL ESPEJO, por Nely García


[Nely nos ha enviado esta fotografía
del último cuadro que ha pintado hasta ahora]

~

Mirada en el espejo

Estoy viendo a una joven en París con su familia.
A su vida le faltaba algo. De pronto, descubrió el arte y la deslumbró y apasionó con fuerza inesperada. Logró un cierto reconocimiento, pero aún no se sentía completa.
Sus ojos tropezaron con el título de una obra literaria -TOUT-LE LIVRE DES POSSIBILITÉS-. Aparcó la pintura, para investigar sobre el significado de la vida.
Pasaron los años. Se mira en el espejo, y ve a una mujer mayor, introduce la vista en su interior y piensa: sigo siendo igual de ignorante, y sin embargo... –no soy la misma—.
Me siento feliz haciendo lo que me gusta, que es expresar mis sentimientos, por medio de la pintura y la literatura, y siento amor por la vida.
Creo que tengo todo lo que necesito.

Nely García

miércoles, 11 de febrero de 2009

... Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON, por María Gloria Lombana


... Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON

León, 13 de noviembre de 2007 (martes)
Para ese amigo que sueña con su vida futura.
María
Te imagino, escribiendo febrilmente,
mientras rompes prejuicios y cadenas,
construyendo tu vida de futuro,
alejado de gritos y peleas.

Para esconder la soledad de los afectos,
te aferras al amparo del amigo,
suples la frustración de tu pasado,
soñando con la mujer que tanto anhelas.

He viajado contigo y con tus sueños,
conocí a tus amigos inventados,
me emocioné con tus ideas solidarias,
compartiendo la vida que has creado.

Por todo lo que he dicho y lo que callo,
debes saber que tus libros me han gustado,
un consejo he de darte, amigo mío,
¡no dejes de escribir!, ¡sigue soñando!.
María

TIEMPO ESTIVAL, por Nely García

[Un óleo de Nely García]

Tiempo estival


Tiempo estival caluroso, nostálgico, incierto,
recuerdos añorados del pasado consciente,
vivencias idealizadas con miradas al presente,
con risas entusiastas del mundo adolescente,
y me pregunto: es cierto?
o es la rueda que gira perdiéndose en el tiempo.

Cuando el humo se aleja se disuelve en el aire,
cuando el fuego se apaga siempre queda el rescoldo,
y otra chispa lo enciende
con nuevas alboradas y un recuerdo que hiere,
se repiten vivencias, ilusiones, anhelos,
de lejos lo estoy viendo,
y me voy apartando,
y nuevos ramilletes de claveles y flores,
realizan su momento.

Y afloran reflejos de veranos inciertos,
de niña que soñaba con amores y besos,
de descubrir el mundo, de volar como el viento,
acaso lo he soñado? acaso ha sido cierto?
una niebla me envuelve, pues soñados o ciertos
pertenecen al pasado ya tan lejos... tan lejos.....

N. G.

EJERCICIO: Completar un relato de Juan José Millás... por María Gloria Lombana

Regresaba en mi coche, después de dejar a mis amigas en sus casas, conecté la radio, una voz de mujer estaba contando su historia, se notaba triste, cansada, como si la vida hubiera terminado para ella. Decía:
—... la encontré, estaba delgada, casi transparente, tenía las ropas sucias, solo sus grandes ojos verdes despedían una tenue sonrisa, nada dijo, nada pidió, pero no podía dejarla allí, y más sabiendo que fui la causante de aquél deterioro... La abracé con ternura y la llevé a mi casa, se la presenté a mi esposo, le expliqué queu era una amiga que me necesitaba, él no dijo nada... (hizo una larga pausa, mi curiosidad crecía).... la cuidé, sí, la cuidé con el amor, me dedique a ella, ya no importaba nada, estaba ahí cerca de mí, me necesitaba, la amaba, siempre la amé, pero no fui capaz de luchar contra los prejuicios de la sociedad y me escondí detrás de un matrimonio convencional... por eso, un día, después de algunos meses decidí cambiar mi vida, busqué un trabajo, alquilé un apartamento, viví mi propia vida, junto a ella... hoy recogí sus cenizas... las llevaré al cementerio... en mi casa siempre habrá una rosa... de distintos colores.... como era ella...
Se calló, no dijo nada más. Era suficiente. La vida le dio una oportunidad, ella supo aprovecharla.
No sé por que relacioné esta historia con el relato de Juan José Millás que leímos en la tertulia de Escritura Narrativa, y pensé: ¿por qué no?
María

— — — — —
NOTA:
En ejercicio consistía en trabajar sobre este pequeño Articuento
de Juan José Millás, y completar la historia,
contando lo que podía haber sucedido en medio:

Escribir [I]
Hace poco, un oyente telefoneó a un programa de radio y contó que su matrimonio había empezado a naufragar el día en el que su mujer llevó a casa a una amiga anoréxica.
—¿Qué sucedió? —preguntó la locutora.
—No se lo puedo decir porque a mi esposa le gustaba mucho la radio y quizá me esté oyendo. La cuestión es que las cosas se empezaron a complicar y ahora vivimos separados.
La audiencia, a juzgar por las llamadas posteriores, se quedó muy intrigada y yo pensé que aquel hombre nos había dado una lección perfecta de cómo comenzar un relato. Las situaciones de partida son así de gratuitas, así de normales también. Y cuando digo normal no pierdo de vista desde luego el grado profundo de anormalidad que subyace en la vida cotidiana, aunque hayamos desarrollado mecanismos para no percibirla. El acierto de este hombre consistió en contar algo que estaba en la frontera de lo vulgar y lo extraño. Parece que estoy viendo la escena:
—Mira, Javier, ésta es mi amiga Rosa que como puedes ver es anoréxica y ha venido a pasar unos días con nosotros. Dormirá en el sofá cama del cuarto de estar.
—Encantado.
No es difícil imaginarse a los tres en el tresillo, viendo la tele. Rosa, muy delgada, permanece entre los dos, sin probar los aperitivos que la mujer de Javier ha puesto sobre la mesa. Javier está un poco violento, pero al mismo tiempo orgulloso de que su esposa intente ayudar a una amiga. Él mismo, sin darse cuenta, ha empezado a urdir algunos modos de obligarla a comer. Una situación normal, de gente normal: se respira una atmósfera de clase media absolutamente familiar. Javier, seguramente, es funcionario. A los tres meses, sin embargo, Javier vive solo en un apartamento y se dedica a telefonear a las emisoras de radio para contar que su matrimonio ha fracasado. Ahora estamos ya frente a una historia de terror. Sólo hay que escribir lo que ha sucedido en medio. A ver quién se anima.
———
* JUAN JOSÉ MILLÁS. (Articuentos. Alba Ed. Barcelona, 2000)


POBRES POR TONTOS, por Martín Félix


POBRES POR TONTOS
(Una versión leonesa
del cuento 'Los tres deseos')


Hace ya muchos años, en la montaña leonesa y en zona de pastoreo, vivía un matrimonio de ancianos, tan pobres, que sólo tenían como medio de subsistencia una sola cabra, y vivían en una cabaña con las paredes de adobe y el techo de paja.
Tino y Tana, que así se llamaban —pues hasta en el nombre eran pobres—, contaban a los pastores que por allí se acercaban apacentando las ovejas que ellos siempre habían sido tan pobres porque no habían tenido suerte en la vida, pero sobre todo por ser tontos, o mejor dicho, porque lo habían sido de jóvenes, ya que habiendo tenido la fortuna al alcance de su mano, no supieron cogerla.
—¿Cómo fue eso?— les preguntó uno de los pastores que apacentaba sus ovejas cerca de donde ellos tenían su morada.
—Pues sí— dijo Tino, el pastor de una sola cabra —, tuvimos la fortuna al alcance de la mano, y por esta tonta la dejamos escapar.
—Por ti— dijo la anciana Tana a su marido. —Tú tuviste la culpa. Si tú no te hubieras metido habría sido mejor.
—Bueno— dijo el pastor de las ovejas, intrigado de curiosidad. —¿Podéis contarme de una vez cuál fue la historia?
—Es es el caso— dijo la anciana Tana con cierta pesadumbre —que siendo aún jóvenes, estábamos un día al pie de esa loma (y señaló una loma próxima) con la cabra y lamentándonos de nuestra extrema pobreza, cuando nos sucedió algo increíble: de repente, delante de nosotros apareció como una nube de luz brillante, muy brillante, y en el centro de esa luz vimos como un ser extraño, que yo no sabría explicar, que nos habló con una voz misteriosa, como de música: "Soy el hada de vuestra suerte", nos dijo. "Os concederé tres deseos. Sólo tres. Después desapareceré para siempre. Pedid".
—Yo, cegada por el hambre, grité: "¡Un salchichón!", y éste apareció enseguida en mis manos. "¡Ojalá se te pegue a las narices!", dijo enfurecido este tonto de mi marido. Y se pegó tan fuerte que no me dejaba respirar. "¡Que se me quite esto, que se me quite...!", grité yo. Y se me quitó, y el hada desapareció, y nunca más la hemos vuelto a ver por más que la hemos llamado...
—En verdad, que sois tontos de remate— dijo el pastor de las ovejas dirigiéndose con ellas, precipitadamente y con los ojos llenos de codicia, hacia la susodicha loma.
Martín Félix

NACER Y MORIR / MORIR Y NACER, por Martín Félix



NACER Y MORIR
MORIR Y NACER

Toda la vida es morir
y nacer, continuamente.

Muere el niño para dar
al adolescente vida,
y acosado éste de heridas
que son el fruto del tiempo,
engrendra otro nacimiento
que es sepultura y partida.

Sepultura adolescente,
antesala juvenil.
Toda la vida es morir
y nacer, continuamente.

La juventud, con su muerte
da vida a la edad madura.
¿Es la edad de la cordura,
o la rampa descendente?

El renacer, con los años
se va haciendo perezoso,
el vivir, más angustioso,
y el morir, sólo morir.

Y se empieza a perecer,
cuando el renacer constante
se detiene en un instante
y no vuelve a aparecer.

Frecuente fue mi morir,
frecuente mi renacer,
pero dejé de morir
y hoy vivo mi perecer.
Martín Félix

Con 6 palabras, por Olvido Argüello


Cuando se ama, se pierde amor.
La amistad es como tener fe.
El agua clara puede ser turbia.
La poesía sabe hablar muchos idiomas.

TRISTE RECUERDO, por Fely Barrio

Triste recuerdo

Enséñame a borrar de mi recuerdo

la ternura de tu mirada azul,

la hondura de tu amor inmenso,

el surco fértil sembrado de luz,

el temblor de tu mano estremecida

tantas noches sin sueño conjugando el amor.

Una mañana triste llegó la despedida

se acrecentó el abismo, se deshojó la flor.

Y pasarán los días, las semanas y años

y manará la fuente y florecerá abril

y yo pavesa rota te seguirá esperando

y pasaré la vida pensando solo en ti.

El espejo roto ya no refleja auroras,

se apagó el rumor de la cantora fuente

en extraño silencio pasan días y horas,

me aferro a tu recuerdo infatigablemente,

voy en pos de una huella de apasionado amor,

sigo soñando un sueño que no ha de volver

no sé si te amaría con toda la razón,

pero sé que a nadie como a ti he de querer.

Fely Barrio

LOS MAYORES EN LA ACTUALIDAD, por Nely García


Los mayores en la actualidad

Las sociedades ubicadas en el llamado primer mundo tienen una media alta de calidad de vida, y por consiguiente también los mayores. La esperanza de vivir es más elevada, y aunque tenemos limitaciones relacionadas con el físico, conservamos la ilusión de aprender y disfrutar por medio de viajes y actividades diversas. Todo esto es posible porque lo básico esta cubierto (aunque puede haber excepciones), la felicidad es personal pero el nivel económico ayuda. No obstante personalmente creo que reflejamos una percepción por el resto de colectivos, como ciudadanos de tercera o cuarta; el otro día escuché en una cadena de televisión un comentario refiriéndose a los jubilados: "son cantidad, juegan a la petanca, y se visten casi todos igual". Esta reflexión me pareció extremadamente despectiva, y me hizo pensar sobre la forma que tienen las autoridades de agruparnos. No hay intercambio de conocimientos entre jóvenes y mayores, ¿acaso la experiencia no es importante?. En la antigüedad los jóvenes pedían consejo a sus abuelos para las decisiones difíciles, siempre enriquece el intercambio de opiniones.

También existen grupos con potencial creativo importante, y ahora le pueden dedicar el tiempo que no tuvieron antes, pero tienen dificultades para ubicarse en el sitio adecuado.
Las personas competentes deberían tener en cuenta la diversidad a la hora de preparar las actividades, y dividirlas en motivación y nivel, de esta manera a los que tengan inquietudes darles la oportunidad con medios adecuados para enseñar sus trabajos (y no mojarles el chupete con azúcar para entretenerlos). Una sociedad avanzada se reconoce por las oportunidades que concede y las creaciones que deja, sin tener en cuenta la edad de los autores, o si la tendencia estaba en esos tiempos.
Si los jóvenes representan el futuro nosotros, mientras tengamos fuerza de expresión, somos el presente.

Les presento un pequeño poema que canta nuestra situación:

Las aguas pasan, y pasan,
siempre mirando el camino
van salvando los obstáculos, tropiezan,
aprenden de sus caídas,
cumpliendo así su destino.
Si alguna vez dan la vuelta,
obligadas por el viento,
se encuentran con aguas nuevas
en alegre movimiento
que van cantando orgullosas
las tendencias del momento,
sin comprender que las viejas
pasaron por esos tiempos.
Cuando están llegando a puerto
sus gargantas siguen vivas,
y cantan a plena voz
las experiencias vividas.
Pero surgen los guardianes
quizás con buena intención,
para llevar el rebaño,
en la misma dirección.
Nely García

CONFIDENCIAS A UN ÁRBOL, por Fely Barrio


CONFIDENCIAS A UN ÁRBOL

El otoño como un niño vacilante da los primeros pasos. Han mermado los días, el relente se asoma por las noches anunciando su llegada. A María se le hace más largo el paseo por el parque. Siente frío y cansancio, se sienta en una piedra al sol que calienta tímido la tierra y deja volar sus pensamientos. —Pronto los árboles perderán la hoja, las aves emigrarán a climas más calidos, nos visitará la nieve, el frío calará los huesos y no podré salir a pasear.

—Abuela, abuela...
¡Era su nieto! Al oírlo, María no sintió el dolor de los huesos, se levantó rápida y caminó hacia donde venía la voz, lo llamó una y otra vez, miró en todas las direcciones sin verlo. Desanduvo despacio el camino, ahora sí sentía el dolor de los huesos y del alma, pasó la vista anhelante por los alrededores y se sentó desalentada. He oído su voz, repetía, negándose a admitir que su imaginación y los deseos que tenía de escuchar esa voz le habían jugado una mala pasada.

Aunque en invierno no podrá pasear por el bosque las hojas del calendario caerán más deprisa de lo que María quisiera. Pasará el otoño, pasará el invierno con la Navidad, llegará la primavera y vestirá con hojas nuevas a los árboles, retornarán las aves que no queden exhaustas en el camino. ¿Volverá la golondrina que tiene su nido justo encima de la ventana de su alcoba? Y, por el árbol centenario ¿seguirá fluyendo la savia? A ella le parece que cada año tiene menos hojas. Se acerca al árbol y acaricia su tronco con ternura. Hola viejo amigo, llega otro invierno, será duro para los dos y aunque ambos hemos andado mucho camino tú me sobrevivirás y será perfecto, porque tú no notarías mi ausencia, en cambio si te secaras, yo añoraría tu sombra en verano, tu tronco rugoso y cálido, tu esbelta figura a pesar de los años. Envidio el sitio que ocupas, un lugar que te pertenecerá mientras reverdezcan tus hojas, del que no te trasladaran para llevarte a otro desconocido donde no reconocerías la lluvia que te riega, el viento que mueve tus hojas, el sol que te da vida, los juegos y las risas de los niños, el rumor de la fuente, los cantos de los pájaros, ni la mano que roza tu tronco aunque sea torpe como la mía. En cambio a mí me llevarán a un lugar, tal vez bonito, donde me tratarán bien pero no será el lugar donde ha transcurrido mi vida, la lluvia, el sol, la fuente, la luna, los pájaros, no serán los mismos, no estará mi familia a la que cada vez veré menos, seguiré oyendo las voces queridas llamándome y serán fruto de mi imaginación.

¿Te conté que he visto el eclipse de sol? Mi memoria ya flaquea. Lo vi por la tele porque no tenía las gafas especiales necesarias para mirar al sol. Aunque fue un eclipse parcial me causó una impresión extraña ver que oscurecía a medio día.

Muchos días María subía al desván (su rincón mágico como ella le llamaba). Le gustaba ese lugar, recordaba las horas que pasaba allí siendo niña. En el desván cobraban vida todos sus sueños. Había un baúl con disfraces de carnaval y se disfrazaba de mil maneras: de guerrero que luchaba contra las injusticias, de Juana de Arco moderna peleando con la palabra, venía Peter Pan e iba con él al país de Nunca Jamás a derrotar a Garfio, llegaba Bamby con todos sus amigos y todos los personajes de los cuentos, hasta el ratoncito Pérez tenía en el desván los dientes que se les caían a los niños y él recogía cuando les llevaba el regalo. ¡Tenía un montón increíble! Muchas veces subía con su abuela que era la única que la comprendía a pesar de su edad, porque con sus padres no había forma de entenderse y todo porque sus dos hermanos eran unos privilegiados y ella no estaba de acuerdo. Ellos tenían que estudiar, pero ella aprender a coser, a guisar, a hacer las labores, para casarse y ser una mujer de su casa.

—Yo quiero ir a la universidad como mis hermanos, soy una persona como ellos.

—A las mujeres no les hace falta para nada ir a la universidad. Tú aprende a llevar una casa para ser una mujer como Dios manda igual que tu madre y no se hable más.

—No entiendo que por ir a la Universidad no se sea una mujer como Dios manda.

—Yo, la verdad, un hombre que te anule, que tengas que ser un reflejo de lo que él es, lo tiran en un bautizo y no me agacho a cogerlo— pensaba la niña.

—Niña pon la mesa, niña trae agua, ¿no oyes que tu hermano pide sal? Niña, niña, niña...

—Que vaya él por la sal que tiene dos piernas y dos manos como yo.

Voló una torta por el aire que no llegó a su cara porque se agachó rápida.

—Que alto está el desván, parece que le han añadido escaleras—. Cuando llegó arriba suspiró aliviada y se sentó en el rincón de siempre. Un rayo de sol entraba por la ventana, sumiéndola en una dulce soñolencia.

—María, María, abre la ventana que traigo unos cuantos dientes.

—Espera que cojo una banqueta que no llego a la ventana.

—¿Porqué no entras por la puerta?

—Porque vienen todos tus amigos a ayudarme a colocar los dientes, y a Peter Pan le gusta entrar por la ventana.

Llegó la primavera, María volvió a pasear por el bosque. Se acercó al viejo árbol y pasó su mano por el tronco ¿Como estás viejo amigo? Te he añorado mucho. ¡Que rápidos pasan los días! La Navidad ha llegado y ha pasado. No son las Navidades las fiestas que más me gustan, por un lado me producen tristeza porque siempre falta algún ser querido; en cambio vistas desde otro punto se reúne la familia y son días felices en particular para los niños. Tengo que contarte muchas cosas, pero la principal es que he visto a Peter Pan, a todos mis amigos de los cuentos y el ratoncito Pérez ha llevado un montón de dientes al desván.

Fely Barrio

AQUELLO QUE NO QUIERO, por María Gloria Lombana


AQUELLO QUE NO QUIERO
León, 6 de Septiembre 2008.
Los pensamientos que quiero ocultar.
María

No quiero mirar atrás,
ni vivir de los recuerdos.

Yo quiero seguir andando,
sin rencores y sin miedos.

No quiero que se me olviden,
aquellos que me quisieron.

Yo quiero sentir sus brazos,
cobijando mis desvelos.

No quiero ser carga alguna,
para mis hijos y nietos.

Yo quiero seguir luchando,
seguir amando y riendo.

No quiero ser rencorosa,
con los que daño me hicieron.

Yo quiero ser generosa,
y ver siempre el lado bueno.

FIN

SIN RUMBO, por María Gloria Lombana


SIN RUMBO

León, 31 de Diciembre de 2007.
Con la esperanza de poder anclar.
María

La noria, gira que gira y así, cambió mi destino,
la brújula fue mi guía, ella trazó mi camino.

Ese vagar constante, ese romper barreras,
ese deambular entre distintas tierras.

La búsqueda obsesiva de una pareja estable,
o tal vez el cobijo de unos brazos amables.

Esas pequeñas cosas que conforman mi vida,
el mirar adelante que me sirve de huída.

Siempre yendo y viniendo, atravesando mares,
entre culturas varias, en diferentes lugares.

Son las cosas que tengo para llegar al puerto,
allí, tiraré el ancla y sembraré mi huerto.

FIN

EL TIEMPO, por Nely García

[Un óleo de Nely García]


EL TIEMPO

Juguete del tiempo soy
recuerdo de mi alborada,
perdida en mi noche estoy
sabiendo que no sé nada.

Mañana radiante fui
y también tarde nublada,
en el ocaso intuí
la importancia de la nada.

Un pájaro de altos vuelos
yo me sentí en primavera,
y en verano mis anhelos
se truncaron en quimera.

Y a finales del verano
nueva ilusión descubría,
y tendiéndole la mano
luces y sombras veía.

Entre dolor y placer
mi camino recorría,
llegando al atardecer
una luz nueva sentía.

En sentimiento trunqué
mis ambiciones pasadas,
y en el amor yo busqué
las transcendencias ansiadas.

Y el tiempo sigue jugando
su paso deja mi huella,
y en mi noche yo esperando
que me ilumine mi estrella.

ASAÍ, por Felisa Fernández Cabañas



A S A Í
-relato navideño-

Paseo del Empecinado. 7 de la tarde de finales de noviembre.

Salía de mi clase habitual de voluntariado. En la puerta había un hombre pidiendo —también habitual—. Me dijo algo así como “dinero para viaje”. Me desentendí y seguí adelante.

La tarde en Burgos, un día de noviembre, se convierte en noche muy deprisa. Un aire frío y húmedo me daba en la cara. Solo veía luces. Luces de coches, luces de farolas, luces de escaparates... Y en el parque sombras grandes, oscuras, una muralla enorme de árboles alineados a lo largo de la acera que me tapaba la catedral. Andaba despacio —un agudo dolor de pies me impedía acelerar— y otro dolor dentro, como si el cursor de la pantalla de un ordenador se me hubiera metido y se moviera haciendo clip en mi pecho. Y me iba abriendo diálogos y monólogos.

—“Estoy deseando llegar a casa y quitarme los zapatos”.
—“Y ese hombre, ¿tendrá casa?"

No sé por qué me volví. No pensé nada. Fue un impulso.
Todavía estaba en la puerta el hombre cogiendo algo de comida que le daban. Me quedé parada mirándole. Era joven, moreno de tez y facciones que denotaban su raza africana, de aspecto cuidado pero con retraso de aseo en ropas y piel. Rechazaba parte de la comida porque su religión le impedía comer algunos alimentos y hablaba medio dominando la lengua en la que se quería expresar. Sabiendo de antemano que le iba a proporcionar el billete, le pregunté a bocajarro:
—“¿A dónde quieres ir?”
—“A Pamplona”.

Desconocía el motivo del viaje pero me fui con él a la estación a por el pasaje para la ciudad navarra. Así empezó un paseo por la ciudad con Asaí.
No era muy agradable caminar por esas calles solitarias en una noche tan negra y tan desapacible. Fuimos por el seminario y nos adentramos en la calle de la estación por la que solo se veía algún estudiante con su macuto y su gorro.
Supe que llevaba varios días en Burgos y que ya no podía dormir en el albergue porque se le había terminado el cupo, que se quería ir a Pamplona para arreglar “los papeles” y luego a Jaén “a la aceituna”, que necesitaba ganar algún dinero para mandar a sus hijos que estaban allá, al otro lado del estrecho.
No había tren esa noche y nos fuimos a buscar un lugar para dormir donde no le exigieran documentación.

Pasamos el Carmen y la vía. La gente se arrebujaba, tapándose la boca para evitar el aire frío, pero yo no notaba nada. Me absorbía la historia de aquel hombre, una de las miles historias de los que cruzan el mar buscando la vida.
Conocí las pensiones baratas de los alrededores, en el barrio de S. Pedro y S Felices. Y vi a la gente que se hospedaba allí. Hombres silenciosos, grises, como “aplastados bajo una nube densa de cemento y vulgaridad”.
Pensaba:
—“¿Serían de la misma categoría social las posadas de Belén y harían María y José la misma peregrinación que hicimos nosotros hasta que encontramos sitio en una?”
Y seguí comparando. También este hombre era emigrante como aquella pareja. También pasaba frío, hambre, miedos, y desprecios.

Nos hicimos casi amigos. Íbamos mojándonos caminando lentamente (mis pies no me permitían mas). Cuando dije que pasaría las Navidades con la familia se emocionó:
—“¡Qué bien, con la familia!. Es lo más bonito”.
Al fin pude sacarle un vale para dormir y otro para cenar y desayunar —también en restaurantes negaron que se sentara en el comedor con los clientes y tuvimos que recorrer varios de la zona— y al día siguiente a las dos en punto estábamos otra vez en la estación a por comida y a por el billete.
Cuando llegó el tren se reanimaron sus ojos. Eso era el principio de una nueva ilusión. Se despidió con un abrazo agradecido y me pidió un teléfono o una dirección porque estaba seguro de que trabajaría y podría devolverme lo que había gastado en él.

Cuando me acuerdo de Asaí con sus ropas ajadas, sus ojos negros y esperanzados, su expresión de forastero, pero amable, cortés, agradecido y decidido a conseguir una vida digna, me vuelvo a preguntar:
— “¿No podemos hospedar a María y a José todos los días del año?”
—“¿No podemos proporcionar la ilusión de la Navidad el día que se cruza en nuestro camino un miembro cualquiera de la sagrada Familia?”
Contamos los episodios de María y José porque están lejos en el tiempo, pero no los percibimos cuando pasan a nuestro lado hoy. Y desconfiamos como desconfiaron de la sagrada pareja.

Asaí, yo también estoy tocada de la desconfianza de mi sociedad. No me fié de ti y te lo dije claro. Te proporcioné lo que necesitabas, pero no te di el dinero. Me dio miedo de que lo usaras mal.
Ojalá encuentres también tu Belén y que en tu vida se encarne Dios.

Felisa Fernández Cabañas
(Burgos, 2000)

SENTIMIENTOS, por Fely Barrio


SENTIMIENTOS

Hay horas en que nuestro pensamiento se adentra caminando por el mundo de los sueños, puebla los espacios mágicos de esperanzas, remueve lo más hondo de su ser tratando de encontrar respuestas, señales a los enigmas que aún no conocemos. ¿Estamos solos en la inmensidad del universo? ¿De dónde venimos? ¿De qué barro estamos hechos que no somos capaces de detener tanta sangre vertida en el mundo movidos por el ansia de alcanzar dinero y poder?
La mente se debate volando en medio de la nada con las alas de la imaginación, las únicas que no pueden cortarnos, ni poner fronteras. Llena los espacios de ilusión, de fe en la raza humana.
La navidad se acerca, en el lienzo azul deja escrita esta petición a los Magos de Oriente: PAZ PARA EL MUNDO Y SENTIDO COMÚN PARA LAS GENTES.

Fely Barrio
(Diciembre, 2008)

LA MEMORIA NO LA PUEDEN ARREBATAR, por María Gloria Lombana

[Una fotografía de Gustavo Pinela]

LA MEMORIA, NO LA PUEDEN ARREBATAR

León, 22 de Noviembre 2008.
En recuerdo de mi abuela.
María

Hace años observé, parada ante la entrada principal del majestuoso edificio de San Marcos, la imagen de una joven con los ojos llenos de lágrimas y con sus brazos cruzados sobre el pecho, como sujetando los latidos de su corazón. Me causó una fuerte impresión, me acerqué y le ofrecí mi ayuda.
—Gracias, es usted muy amable —esbozó una tenue sonrisa— acabo de regresar, me fui siendo niña, los recuerdos han vuelto, y ante este impresionante edificio sólo puedo ver sus oscuras entrañas, la imagen de una “anciana”, delgada, vestida de negro, con mantón, zapatillas y almadreñas, está sentada sobre una piedra, tal vez más valorada que ella misma por aquello de la historia… A su lado un niño que come con avidez el pedrusco de pan que generosamente, ella, cada día, le cede de su rancho. Lleva allí más de diez días sin saber por qué, tratando de consolar y proteger al desvalido niño, a sus padres les montaron en un camión y se los llevaron, mientras a ella la arrancaban brutalmente de los brazos de su madre; están allí los dos, son seres sin identidad, unidos por la sinrazón; ella es mi abuela, él, un niño huérfano, mañana regreso a mi exilio, tal vez algún día pueda regresar...
De un manotazo limpió sus lágrimas, de nuevo me agradeció y, con paso desafiante, se alejó de mí.
Hay cosas que perduran a través de los años, ésta es una de ellas.
María

lunes, 2 de febrero de 2009

INVIERNO, por Nely García

[Un óleo de Nely García]

INVIERNO
El invierno se acerca,
hoy he tomado conciencia,
las hojas van cayendo,
los anhelos de ayer se están muriendo.

Me invade la tristeza
de saber que el tiempo ya ha pasado
y de haber puesto la esperanza en un mañana,
como si de infinito se tratara.

Hoy he visto mas claro y ya no hay tiempo,
y tiempo ¿para qué? yo me pregunto
si mi yo interior siempre es el mismo,
el envoltorio exterior es lo que cambia
y busca siempre el complemento que le falta.

¿Será cuestión de tiempo?
o en el germen del ser algo no encaja
y es preso del error de sus vivencias,
pues los árboles no pueden dar su fruto
si no están completos en su esencia.

EL PASO DE LOS AÑOS, por Nely García

[Un óleo de Nely García]

EL PASO DE LOS AÑOS


—Los años pasan, y pasan—
convierten en rutina los veranos ardientes
ilusiones marchitas, recuerdos inocentes,
el sol que calentaba los cuerpos y las mentes,
el tiempo lo convierte en estado latente.

—Apagado y no muerto—
nostalgias del pasado calientan los recuerdos,
la mente lo idealiza, y se pierde sintiendo,
añorando vivencias, se convierten en sueños,
su corazón no sabe si lo soñado es cierto.

—Espera sin esperar—
una nube lo envuelve, ignora si ha pasado,
o es algo que vuelve, con su sol apagado,
no sabe dónde va, o lo que está esperando,
o si los años vividos le sirvieron de algo.

Y el tren de la vida lo lleva veloz
hacia el fin del trayecto, misterioso lugar,
aun sabiendo que existe, cuando quiere nombrarlo se queda sin voz,
y mira resignado en su paso fugaz,
perdida la mirada, no queriendo llegar.

Nely García

EL TRABAJO PUEDE SER UN CUENTO, por Pablo Barrio


EL TRABAJO PUEDE SER UN CUENTO

Érase una vez un abuelo que se llamaba Anacleto, aunque todo el mundo le conocía por el abuelo Cleto. Tenía cuatro nietos. Dos niños de su hijo el mayor, un niño de su segunda hija, y una niña llamada Lucía de su hija pequeña. Se decía a sí mismo que a todos los nietos les quería por igual. Pero lo cierto es que en el fondo, y analizando sus sentimientos, admitía que se sentía más a gusto en compañía de su nieta Lucía. El motivo podía deberse a muy diversas circunstancias. El buen anciano no podía decir a cuáles, puesto que la niña, según su parecer, era un dechado de virtudes toda ella, aunque sus padres, su madre sobre todo, dijeran que era un tanto caprichosa, díscola y muy desobediente.
—”Será con ellos —pensó el abuelo Cleto—, que lo que es conmigo, es obediente y cariñosa a más no poder…”
Ya había cumplido ocho o nueve añitos, no lo sabía muy bien, a pesar de lo cual siempre que tenía ocasión estaba a su lado haciéndole mimos y carantoñas, cosa que gustaba muchísimo al abuelo Cleto. Lo mismo que cuando le decía que ella era muy buena y que no hiciese caso de lo que decían sus papás sobre lo mal que se había portado, ya que quería hacerles caso, pero siempre que a ella la hiciesen caso también, y se lo decía de una manera tan cariñosa y tan dulce, que no le quedaba más remedio que dirigirse a su mamá, que era su hija, con el objeto de que le explicase el motivo por el que había reñido a Lucía.
—“Te tiene muy engañado esta niña papá —empezó diciéndole su hija—. Contigo se muestra muy sumisa y obediente porque sabe que tú no le dices nada, y no sabes lo que hace cuando tú no estás. Esta tarde sin ir más lejos, a pesar de decirle que no saliese a jugar al patio con Merceditas sin antes terminar de hacer los deberes, en un descuido se bajó y cuando me di cuenta, miré por la ventana y estaban jugando las dos. Y lo peor es que cuando lleguen los exámenes ya veremos las notas que trae. Tú sabes que yo no la quito de salir a jugar nunca; pero antes tiene que hacer los deberes y lo que se le mande. Así que no la mimes tanto, que es muy lista y sabe bien que tanto tú como su padre la consentís todo y la estáis malcriando. Y yo sola no puedo con ella.”
Mientras su madre hablaba, el abuelo Cleto notó que a Lucía le salían los colores a la cara, por lo que ante las explicaciones dadas por su madre, optó por decirle que no le parecía nada bien ese comportamiento, por lo que tenían que hablar muy seriamente sobre el asunto. Y empezó diciendo:
—“¿Recuerdas cuando eras más pequeña que la mayoría de las noches antes de dormirte, me decías que te contase un cuento y yo te lo contaba de mil amores y te dormías? Pues ahora te voy a contar uno, que espero que te guste, pero tienes que prometerme que vas a hacer lo que diga el cuento, pues aunque se trate de un cuento, en realidad es una manera de diversión diferente a las que conoces, y que si lo haces bien te dará muchas satisfacciones. ¿De acuerdo?”.
—“Esta bien, abuelo —le contestó la niña—, pero no sé cómo voy a hacer algo de lo que diga un cuento. No lo entiendo. ¿Cómo se titula el cuento?”.
—“El título puede ser lo mismo “El cuento del trabajo” que “El trabajo no es cuento”. El caso es que empieza así:
Había una vez una niña que tendría siete u ocho años, como tu más o menos, y que casualmente se llamaba también Lucía, que algunas veces hacía pasar malos ratos a sus padres por no obedecerles, ya que prefería ir a jugar cuando tenía que hacer los deberes del colegio, y cuando su mamá la necesitaba para cualquier menester. También esa niña tenía un abuelo, que podía ser como yo también, el cual, advertido de lo mal que se portaba su nieta en alguna ocasión, un día la preguntó:
—“Oye Lucía; ¿sabes lo que es el trabajo?”.
—“Claro, no soy tan tonta; es lo que hace mi papá en la empresa donde está”.
—“Muy bien, pues mira; con ese trabajo que hace tu papá y con el dinero que gana con él, os puede mantener a toda la familia y, a ti en particular, darte todos los caprichos posibles y comprarte tantos juguetes como los que tienes en tu cuarto, entre otras muchas cosas, claro. Pero no creas que tu mamá aunque esté en casa no trabaja. Su labor es muy importante. Tiene que atender todo lo concerniente a tu papá y a ti, en cuanto a, por ejemplo, la ropa que os tenéis que poner, lavar, planchar, etc. aparte de hacer la comida para todos, limpiar la casa, y otro sinfín de quehaceres, entre los que son muy importantes también cuidar de que hagas los deberes que te mandan en el colegio, y enseñarte a ser una persona responsable y bien educada para cuando seas mayor. Pero tú también, aunque no te lo creas, haces tu trabajo, si bien a regañadientes y con gran esfuerzo, a costa de poner de muy mal humor sobre todo a tu mamá, que es la que te obliga a hacerlo. Mira: tu trabajo consiste, por lo menos hasta que seas mayor y puedas empezar a ganar dinero en alguna empresa como papá, en estudiar mucho y con mucho provecho sacando las mejores notas posibles, y sobre todo, y lo más importante, en obedecer siempre que tu mamá te mande algo, ya que nunca, tenlo bien presente, ¡nunca! te ordenará o mandará algo que no puedas hacer o que sea perjudicial para ti. Ese es todo tu trabajo. Estudiar y obedecer. No creo que sea difícil, ya que si lo haces bien, aparte de tener la satisfacción que ese mismo trabajo te proporcionará; podrás disponer de mucho más tiempo para jugar con tus amigas o con quien te apetezca, pues una vez terminado el trabajo que tu mamá te ponga, y que en este caso ella será como tu empresa, te dará cuantos permisos la solicites y con mucho gusto, ya que verá en ti a una trabajadora ejemplar.
Y el abuelo que podía ser como yo, acabó con el consabido “colorín colorado”, este cuento se ha acabado.
—¿Qué? ¿Te ha gustado Lucía?” —le preguntó el abuelo Cleto a su nieta—. No olvides que me has prometido hacer lo que decía el cuento. A ver si lo cumples.”
—“Bueno, contestó la niña, pero eso ya me lo sabía yo. Lo que pasa es que es muy difícil hacerlo. Pero te prometo que lo intentaré, abuelo.”
—“Está bien, con esa promesa me conformo de momento. A ver si conseguimos entre los dos, que tu mamá no me vuelva a decir que eres una desobediente y malcriada… Y como ya es tarde, me voy hasta dentro de unos días que volveré a veros. Un beso.”
—“Adiós, abuelo” —le dijo la niña dándole un beso que al abuelo Cleto le supo a gloria.

A los pocos días al abuelo Cleto le llamó su hija por teléfono para decirle: “Pero papá: ¿Qué es lo que la dijiste a Lucía el otro día? Está totalmente cambiada.”
—“¿Para bien o para mal?” —le contesta el abuelo.
—“Para bien, desde luego. Yo no podía creerlo. Escucha. El otro día le llamó Merceditas para que bajase a jugar como hacía siempre, y Lucía le contestó con la mayor naturalidad: “Lo siento, ahora no puedo. Estoy trabajando. Cuando termine, si me dan permiso ya bajaré.” ¿Qué te parece? Y ahora, nada más venir del colegio se va a su cuarto diciendo: “me voy a trabajar”. ¡Increíble!.”
—“Eso es estupendo, hija. Le dices de mi parte que el trabajo no es ningún cuento, y que mañana os iré a ver y a ella le llevaré un regalo.”
Cuando se vieron la nieta y el abuelo se abrazaron fuertemente, mientras la niña le decía: “Tenías razón, abuelo, el trabajo no es ningún cuento, pero gracias al cuento del trabajo he descubierto muchas cosas, y me gustan. Y además, tengo intrigadas a mis amigas, pues no comprenden nada cuando les digo que tengo que trabajar. Es una gozada. Gracias abuelo”.
Y desde entonces, Lucía se volvió mucho más estudiosa y obediente gracias al trabajo.

PESAR DE SOLEDADES, por Olvido Argüello


PESAR DE SOLEDADES

Noche oscura, noche amarga
llena de sustos y de venganzas,
plena de olvidos y de añoranzas
colmada de desagravios y vacía
de esperanzas.
El día sufre a la noche
con su sorda mezcolanza,
la noche soporta al día
con despertar y desesperanza.
Corazón que soporta al alma,
alma que clama al amor,
amor que olvida la sed,
sed que llama al agua pudor.
Vida siguiendo a los años
como si fuera un clamor
clamando a la existencia
para llenarla de valor.
Cómo penamos por mucho
cómo sufrimos por nada
cómo desafiamos al vacío
cómo dejamos la calma.
Si tuvieramos suficiencias
no lograríamos calmarlas
estaríamos con desamor
y amaríamos la desesperanza.
Soledad llena de gente
soledad triste y amarga
completa toda la vida
como si fuera una daga.

'UN MUNDO SIN COLOR', por Olvido Argüello


Ejercicio:
Construir un poema o un texto a partir de las palabras
de una hoja de periódico.

UN MUNDO SIN COLOR

Hay un pueblecito, en la profunda y pobre África, donde no sólo tienen que luchar contra el hambre, las enfermedades y el entorno salvaje, sino tambien contra el físico que tienen, muchos de sus habitantes, pues la mayoría son... albinos.
Vive, cerca de ellos, otra etnia que va a la caza de este pueblo —precisamente porque son albinos y porque según sus creencias y brujerías hay que chuparles la sangre, descuartizar los cuerpos y comer algunas partes de ellos, para ser inmortales—.
Cuando uno conoce cosas como éstas, le parece estar en el siglo cien antes de Cristo.
Unas veces por ignorancia, otras por crueldad, unas por ignominia otras por desidia, a la única conclusión a la que llega uno es que el hombre es el animal mas atroz que la naturaleza pudo crear.

'ODA AL LIBRO', por Fely Barrio


ODA AL LIBRO

Óleo bendito extraído de la idea,
cincel modelador, maná del alma,
escala de armonías, que desgrana
alfabetos vivos y rezuma néctar.

Fuente que vida das a un vasto río,
risa y llanto tu surco amamanta,
hilo feraz, con vivencias urdido
tu caudal en sapiencias derrama.

Un serpigo quedó en mi mente
marcado con el hierro de tu enseña;
roja huella, raíz transparente
de amor universal hacia la tierra,
amor de continente a continente.

Eres libro, el abono que estercola
los ubérrimos campos verdecidos,
inmenso mar, hirviente de olas,
fertilizando páramos sombríos.

Del vasto cerebro manantial
discurriendo en surcos de letras;
campiña, labrantío de ciencias
germinando ficción o verdad.

Sol, sombra, lluvia, luz, guía,
cordillera, tamiz de sentimientos,
amigo fiel, siempre en silencio,
eres libro: el aroma de la vida.

Te llevo tatuado en la memoria,
das al mundo tan preclara gloria
que yo, novel poeta, si no fuera
una aprendiz de ave cantora,
un talar tan hermoso te diera,
que envidiarían el iris y la flora.
Incrustarse, en la savia de la sílaba
de tu caudal sereno; clara fuente,
pasar por cada página, vivirla
y leer, leer, leer, eternamente.
Fely Barrio

'EL POBRE DE LOS JUEVES', por Pablo Barrio


EL POBRE DE LOS JUEVES

Hacía muchos años que no visitaba el pueblo que me vio nacer. Los avatares de la vida me alejaron de él. Ahora, viviendo ya más cerca, el gusanillo y el recuerdo, agregado a la querencia que siempre se tiene hacia donde se pasó la infancia, me indujeron aquel día a coger el coche y acercarme hasta allí. Nunca sospeché el estado de abandono en que todo el pueblo estaba. Ya me habían dicho que estaba deshabitado. Pero yo, en mi intento gozoso por rememorar tiempos pasados, a fuerza de quitar la maleza que me salía a cada paso y más que nada por intuición, logré dar con la casa en que había vivido. Mejor dicho, con lo que de ella quedaba pues, si bien aún conservaba las cuatro paredes en pie; el tejado medio hundido me hizo sospechar que el interior sería una auténtica ruina.

Hacía un calor infernal, y el cansancio desde la carretera hasta aquellas ruinas, todo cuesta arriba, estaba haciendo mella en mí. Me tumbé sobre la hierba seca a la sombra de aquel árbol viejo, al que tantas veces me subí de niño, notando al poco rato un sopor dulce que, acompañado del piar de los pájaros, invitaba a la ensoñación de aquellos años infantiles.

Recordé somnoliento y ya medio dormido, que en aquel mismo sitio se aposentaba, sobre todo en verano a descansar, el pobre de los jueves. No faltaba ninguno. Y si por casualidad una semana no venia, por lo que fuese, en casa se comentaba si acaso estuviese enfermo. Se le tenía especial deferencia quizá porque aunque era joven, estaba tullido y renqueaba bastante al andar. Nunca dijo, ni siquiera a mi tía Faustina que le tenía mucho aprecio, el motivo por el cual se hallaba en aquel estado. Pero sí le dijo que si pedía limosna era porque no le querían para trabajar en ninguna parte, y tenía que vivir de algo. También le dijo que pensaba aprender el oficio de sastre, que para ese trabajo sí valía. Se establecería y dentro de unos años se haría rico.

Mi tía Faustina le sacaba todos los jueves una media hogaza de pan, en la que había metido un buen trozo de tocino, y lo que buenamente pudiese de lo que teníamos aquel día para comer en casa, junto con una botella de vino para que, según decía, anduviese mejor por el camino. Mi madre se hacía la tonta y, aunque no decía nada a su hermana, bien sabía que había puesto más comida de la que luego encontraba. En el fondo la gustaba que le diese de comer al pobre de los jueves. Aunque tampoco a nosotros nos sobraba nada en aquel entonces.

Con un suspiro lleno de melancolía, no pude por menos de exclamar a viva voz: “¡Pero qué tiempos aquellos!...”. Y sin apenas darme cuenta, lo mismo exactamente volví a oír a una voz ronca y profunda: “¡Pero qué tiempos aquellos!...”. Miré rápidamente hacia el lugar de donde procedía aquella voz, y no ví sino la pared de mi casa en ruinas. Temiendo que tal vez algún indeseable maleante o ladrón anduviese merodeando por el lugar, grité con todas mis fuerzas:
—“¡Quien anda por ahí!”
—“Nadie, no hay nadie. Soy yo”—, me contestó la voz.
—“Y ¿quién eres tú?”.
—“No te asustes. Soy tu casa de siempre. Me alegro mucho de verte. Yo también siento nostalgia de aquellos tiempos. Tan llenos de vida…”
—“¡Sal ahora mismo cobarde, y da la cara! ¡No me harás creer que habla una casa!”.
—“Es que tu antigua casa está encantada. Mira; observa las grietas de mis muros. Verás, si bien te fijas, que parecen sonrisas que me salieron de la alegría de verte”.

Hice lo que aquella voz decía y, a pesar mío, he de reconocer que no mentía... Los muros a punto de caerse…sonreían.
—“Y recordaste a mi amigo, el pobre de los jueves. Yo sé su historia y la de tu tía Faustina, que le
socorría y le daba su amor cuando podía, igual en verano que en invierno, lo mismo de noche que de día…”.
—“¿Qué quiere decir con eso?”.
—“Pues que tu tía Faustina estaba enamorada del pobre de los jueves, por supuesto”.
—“Era buena mi tía; era muy buena. ¿Qué tienes que decir en contra de ella?”.

Mi rabia era infinita; incontenible. Aquella casa en ruinas, si es que hablaba, no podía mancillar el nombre de mi tía. No lo consentiría.
—“Yo nada en absoluto, desde luego. Es más, añoro su recuerdo. Ella nos limpiaba en el otoño las hojas muertas que del árbol caían, pues sabía que a éste le dolía verlas a sus pies habiendo estado vivas en su cuerpo. Pero el amor de Faustina por el pobre era sincero, y él le correspondía siempre, de la mejor manera que podía. Yo sé toda la historia. Tanto la del pobre de los jueves, como la de tu tía”.

Yo, sin quererlo a veces, miraba la sonrisa que en sus muros había. Sería lo más probable que no tardando mucho, aquella vieja casa parlanchina, se derrumbase totalmente, y luego ¿quién iba a contar la historia del pobre y de mi tía? Le animé a aquella voz a que me relatara todo lo que sabíasobre lo acontecido desde mi partida, en aquella morada que, por estar muy lejos, abandonado había.
—“Fui testigo mudo de los aconteceres. El pobre le dijo un día a tu tía, que ya no volvería hasta que no tuviese y pudiese ofrecerle la vida que ella se merecía. Apenas quedaban en el pueblo ya vecinos. Cada uno se había ido, como tú, buscando su destino. No pudiste venir al entierro de Faustina, lo sé, estabas lejos y… total… para un día… Tampoco vino el pobre de los jueves, que no lo supo hasta que volvió, tal como prometió a tu tía, hecho todo un señor, y todo un sastre. Nadie quedaba ya en el pueblo. Se metió dentro de mí y me encontró vacía...”
—“Pero, entonces —acerté a decir yo— cuando murió mi tía, ya el pobre de los jueves no venía…”
—“O yo no sé expresarme, o tus flojas entendederas pretenden enredarme. Te repito que le dijo al despedirse que no volvería hasta no ser un sastre… Y cuando lo hizo ya fue demasiado tarde. ¿Qué? ¿prosigo con la historia o ya no te interesa?”.

Yo estaba anonadado, pero la voz que salía de los muros rajados y llenos de maleza de aquella casa vieja me tenía intrigado, por lo que dije, sin saber exactamente a quien me dirigía:
—“Claro que me interesa. Toda esa historia es mía. Quiero saber hasta el último detalle, tanto sobre el pobre de los jueves como sobre mi tía”.
—“Ya hay poco que contar, si no, te lo diría. Solo que al pobre lo ví llorar sobre la tumba de Faustina, y que echó a andar ladera abajo sin pararse, volviendo alguna vez la vista atrás como desafiante. De tu tía te diré que pudo morir de amores, al ver que no daba ninguna señal el pobre de los jueves. Yo me quedé sola, viendo como mis muros y mi alma envejecían, se llenaban de malas hierbas mis estancias y, mientras poco a poco me moría, recordaba aquellos buenos tiempos que ya no volverían”.

Las últimas palabras apenas las escuché con nitidez, pues la sombra del viejo árbol ya no estaba protegiéndome, y el sol, implacable, daba de lleno en mi rostro, dándome cuenta entonces de que todo mi cuerpo era un horno y que estaba sudando copiosamente. Al poco rato, medio despierto aún, tenía la sensación de que podía encontrarme, de nuevo como entonces, con mi tía Faustina y el pobre de los jueves.

Pequeño poema de Felisa Fernández Cabañas


Ejercicio:
Buscar un poema a partir de las palabras
de un texto cualquiera o de una hoja de periódico.

[Este está sacado de un artículo de economía del periódico:]

Avanzó ayer por el mar en plena tormenta,
para pensar.
Llueve y se abren fuentes, que inmediatamente después
desaparecen.
Queda en el mar una trasparencia, una imagen, unas líneas rojas,
pequeñas...

'RETAZOS', por Mª Gloria Lombana

[La hoja de periódico que sirvió para extraer el poema]

Ejercicio:
Buscar un poema a partir de las palabras
de un texto cualquiera o de una hoja de periódico.

RETAZOS

Con retazos de su alma vendida
empuña el mástil,
vibrante; este príncipe de las tinieblas
cree en el amor, como parte de la oscuridad.

Constituye la única oportunidad
de comprobar
que sus obsesiones
permanecen intactas.

FIN
León, 14 de Noviembre de 2008.

DIARIO, por Mª Gloria Lombana

[Gloria]

DIARIO
Del 7 al 19 de Noviembre de 2008

Ejercicio:
Anotar cada día una pequeña reflexión sobre una misma
y otra sobre lo que sucede alrededor, en el exterior.

  • Viernes 7.- No acabo de encauzar mi vida, la economía personal, me sigue preocupando. Me causa envidia, sana, la posición de los Republicanos de Estados Unidos ante su derrota, cada vez me irritan más las manifestaciones de la oposición española.
  • Sábado 8.- Invité a mi tía a comer conmigo, me he sentido con cierta culpabilidad. Contenta con la asistencia de España en la próxima cumbre en USA. Preocupada por las pocas noticias del paso del “Paloma” por Cuba.
  • Domingo 9.- No sé si tengo alergia o bronquitis, pero toso muchísimo y me siento mal. Dos muertos en Adganistan nuevos problemas para el Gobierno.
  • Lunes 10.- Me costó dormir, me levanté de madrugada, mucha tos. Hice gestiones personales, todo esta detenido por la crisis, pienso que la prensa y la oposición tienen mucha culpa de la alarma tan exagerada.
  • Martes 11.- Me asomé al balcón de mi nueva casa, me sorprendí, en los prados de mi derecha había un burro pastando, me sentí especialmente feliz de mi privilegio: siglo XXI y yo puedo ver un burro pastando. Emotivo el homenaje a los soldados muertos en combate, es triste, aunque me pregunto si merece la pena.
  • Miércoles 12.- El amanecer mucho mejor, parece que toso menos, hoy resolví muchos asuntos pendientes, estoy tomando en serio el ordenar mis poemas. No he visto los noticieros, eso hace que me sienta más tranquila.
  • Jueves 13.- Fui andando a mis clases de sevillanas, me he dado cuenta de que estoy viviendo demasiado lejos de mis actividades, considero que me precipité un poco. Noto que me duele muchísimo, cuando observo el descontento de la gente con relación al actual gobierno.
  • Viernes 14.- Contenta porque hoy es el taller de Escritura Narrativa, estoy muy entusiasmada, me hace feliz. En la 5 de TV española, entrevistaron a Roldan, un repulsivo espectáculo, sentí asco y tristeza, asco por el individuo miserable, que es Roldán, tristeza, por ver a los periodistas que solamente les interesaba el color del partido político al que representaban.
  • Sábado 15.- No hubiera querido despertarme, estaba con mis padres, en nuestra casa de Cuba me sentía tan feliz, pero desperté. Todavía me dura el efecto de la actividad cultural cubana en Astorga, por primera vez presenté algunos de mis poemas, me emocionó la acogida, eran personas mayores, como yo, les trasmití emociones, nunca lo hubiera pensado.
  • Domingo 16.- Ya empieza la cuenta atrás, mi viaje se acerca, comienzo a tratar de atar todos los cabos sueltos, cosa nada fácil. Pocas noticias de la cumbre en USA, se nota que funciona bien la contra información.
  • Lunes 17.- Amaneció con sol, me ayuda, noto que estoy muy centrada en los trabajos del Taller de Escritura Creativa, lo he tomado con muchísimo interés. Las noticias esperanzadoras, etuvieron al cabecilla de la ETA, Txeroki, lo sorprendente es que una mujer, la pareja de él, sea también una sanguinaria etarra, no lo concibo.
  • Martes 18. Martha me convenció para que me presentara en un concurso de relatos, con su ayuda preparé un trabajo y lo envié, es mi debut, estoy ilusionada, a pesar de la mañana nublosa y fría. Interesante el panorama político de España, a la oposición se le complica, cada vez más su posición, saben que están en el momento decisivo, si se sale de esta crisis, difícilmente la derecha podrá gobernar.
  • Miércoles 19.- La molestia en el ojo cada vez era mayor, por lo que decidí ir al hospital, acerté, la causa, un minúsculo pedazo de plástico incrustado en el párpado, increíblemente, según el oftalmólogo, no me dañó la córnea. Participé en el Consejo de Inmigración de León, cada vez son más las asociaciones, se han dado cuenta que la única forma de mantener la identidad de cada cual está en agruparse en asociaciones.

Con 6 palabras, por Mª Gloria Lombana

[Gloria, en una foto que nos envía desde Miami]
  • Siempre pierdo aquellos que mas quiero.
  • La economía precaria nos mantiene inestables.
  • Creerse superior es señal de egocentrismo.
  • Sola, triste, sin esperanzas, sigo viviendo.
Gloria

Un sitio para publicar libros en la red

Hemos descubierto Calaméo, un sitio donde se pueden publicar libros en internet. Pero hay muchos más...

JUEGOS: Un cadáver exquisito

[Dibujo resultante de un cadáver exquisito]
LA VIDA

La verdad nunca es absoluta
nadie la tiene
la alegría de la vida
que poco a poco se nos va, pero es bella
es la flor que nace libre en el jardín de la vida
llena de amor
es el más noble de los sentimientos.

(Hecho entre todos. 31 noviembre 2008)

— — —
NOTA SOBRE ESTE JUEGO:

EL CADÁVER EXQUISITO es una técnica por medio de la cual se ensamblan colectivamente un conjunto de palabras o imágenes; el resultado es conocido como un cadáver exquisito o cadavre exquis en francés. Popularizado por los surrealistas, a principios del siglo XX, se basa en un viejo juego de mesa llamado “consecuencias” en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración.
El cadáver exquisito se juega entre un grupo de personas que escriben o dibujan una composición en secuencia. Cada persona sólo puede ver el final de lo que escribió el jugador anterior. El nombre se deriva de una frase que surgió cuando fue jugado por primera vez en francés: «Le cadavre - exquis - boira - le vin - nouveau» (El cadáver exquisito beberá el vino nuevo).
Los teóricos y asiduos al juego (en un principio, Robert Desnos, Paul Eluard, André Bretón y Tristan Tzara) sostenían que la creación, en especial la poética, debe ser anónima y grupal, intuitiva, espontánea, lúdica y en lo posible automática.
Neruda y Lorca los llamaron poemas al alimón; Nicanor Parra y Huidobro, quebrantahuesos.
Nicolas Calas –vanguardista suizo- sostenía que un cadáver exquisito tiene la facultad de revelar la realidad inconsciente del grupo que lo ha creado, en concreto los aspectos no verbalizados de la angustia y el deseo de sus miembros, en relación con las dinámicas de posicionamiento afectivo dentro del mismo.

  • El cadáver exquisito debe realizarse como acto lúdico, como experimento o juego, sin presiones de estilo ni de coherencia de significado.
  • El cadáver exquisito puede jugarse durante tiempo indefinido, pero de forma más o menos continua. Los participantes deciden en común cuál es el destino final de la obra y la conveniencia de su término.
  • Originalmente, la intención del cadáver exquisito era provocativa, como la mayor parte de las anticreaciones surrealistas. Tristan Tzara ‘mejoró’ la propuesta inicial del juego haciendo de él un híbrido con sus panfletos de cortar y pegar (periódicos, tijeras, azar y cola de pegar). En su opinión, en el momento en que el cadáver exquisito dejase de ser divertido para convertirse en literatura convencional, había que abandonar su práctica.
  • El cadáver exquisito debería verse libre de preocupaciones estéticas, formales y morales (para escribirse, dibujarse, pintarse expresando lo que primero nos pase por la cabeza). “Escribid rápidamente, sin tema preconcebido, lo bastante rápido para no sentir la tentación de releeros…la frase vendrá por sí sola, sólo pide que se la deje exteriorizarse”. (Breton)
  • Un cadáver exquisito es una máquina de hallazgos compartidos, una llave para abrir los imaginarios.

EJERCICIO: Cuenta tu historia en seis palabras


CUENTA TU HISTORIA EN 6 PALABRAS
Ejemplos:
Todavía sigo preparando café para dos.

Limpio retretes, me pagan una mierda.


  • Incierta soledad, a pesar sigo viviendo. (Fely B.)
  • Voy y vengo de ningún lugar. (Gloria)
  • A pesar de todo llego tarde. (Toñy)
  • No sé hablar, mejor me callo. (Pablo)
  • A veces sueño despierto, benditos sueños. (Pablo?)
  • Me sigue gustando escribir como antes. (Feli F.)
  • He vivido sin sentir el momento. (Nely)
  • Cuando hago café me siento acompañada. (Olvido)
  • Grupo, cada cual en su estilo. (Gloria)
  • Estoy medio ciego, he visto bastante. (Pablo)
  • Soy mayor pero todavía tengo ilusión. (Nely)
  • Se va el tiempito que vuela. (Elo)